domingo, 14 de septiembre de 2008

Los textos no dicen lo que dicen



Esto que puede parecer una contradicción en una primera impresión, la verdad es que no lo es tanto, y ya algun@s lo saben.

A veces es extraño pensar que aquello que se nos da de manera explicita, implícitamente esconde otras intenciones, a veces totalmente opuestas a la primera. Tal vez mis querid@s, much@s ya habrán hecho eco de este punto, mediante una reflexión personal, o por que alguien se los dijo, da lo mismo, lo importante es no perder esta actitud frente a aquello que se nos presenta en el texto, pues a partir de esta disposición seremos capaces de encontrar el trasfondo del asunto, y no hablo de aquella intención oculta y a veces perversa del autor, sino que de nuestra intención, tan oculta y a veces más perversa que la del creador mismo de aquellas líneas que nos comprometimos a representar.

Lo importante es que todos o la mayoría sabemos que quien prepare la comida definirá el sabor de esta, pues aunque hay un sabor “tipo”, siempre será distinta la de “AQUEL”, “ELLA”, “TU”, “UNA(s)”, o “EL”. Esto por que el tiempo de cocción no será el mismo, el animo también variará, el ajo a veces será necesario, y los aliños estarán presentes en la medida que el “cociner@” decida emplearlos.

Lo trascendente, es saber que existen estas posibilidades, y aun cuando la comida en cada caso será diferente, es aquello lo hermoso, es aquello lo sublime de nuestra labor.

Mi propuesta es que de cuando en cuando demos una probadita de lo que estamos cocinando, y que cuando llegue la ocasión del gran festín, sea con la mayor entrega posible, pero por sobre todas las cosas, con el amor que nos prodigamos los un@s a los otr@s y que esta demás decir que se merecen.

Un abrazote

Claudio.

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